Mi plenitud está en Madeira
Desde que mi esposo y yo llegamos a Madeira, nuestro nuevo hogar sigue superando nuestras expectativas. Tranquilidad y plenitud son las palabras que me vienen a la mente cuando pienso en mi vida actual. Se siente bien estar rodeada de naturaleza y poder compartirlo con mi compañero de vida.
Después de que nuestros hijos avanzaron en sus propios caminos, nos quedamos con más espacio del que necesitábamos, y también con una nueva oportunidad para volver a disfrutar de nuestra compañía. Decidimos buscar un apartamento adecuado y por fortuna visitamos Panamá Pacífico.
De todas las opciones que teníamos en mente, Madeira fue con la que nos cautivó con su exclusividad. Las amenidades complementan muy bien nuestro estilo de vida y con un apartamento de dos habitaciones (una para nosotros y otra para los invitados, por supuesto) estamos más que contentos.
Todos los días son una celebración, pero los sábados tenemos una rutina especial para disfrutar. Primero nos recibe el nuevo día y agradecemos por contar con una vista tan preciosa. Desayunamos con calma y preparamos suficiente agua y fruta para salir a caminar por el Greenway. Si nos sentimos algo aventureros, tomamos uno de los senderos para hiking y disfrutamos del olor fresco de las plantas.
Regresamos a descansar y tomamos la comida en nuestra terraza. Después leemos un poco en la frescura de nuestra sala y planeamos qué hacer el resto de la tarde. Muchas veces elegimos visitar la piscina del edificio y disfrutar del agua.
Más tarde cenamos y revisamos lo que nos hará falta para el domingo, porque cada semana nos visitan nuestros hijos y nietos para comer juntos en el área de BBQ. Me encanta verlos reír, sobre todo a los más pequeños que adoran la piscina para niños y el área de juegos.
Se siente tan bien tener todo esto a nuestro alcance para disfrutar y compartir con los nuestros. Madeira es toda una experiencia de vida.