La fortaleza de ser mamá
Todos los días escuchamos la palabra “mamá” y estamos acostumbrados a ver representaciones de ellas en el cine, la televisión y otros medios. Hay una gran diversidad de maternidades como mujeres hay en el mundo. Y todas ellas pueden parecer tan naturales en nuestro entorno, que podríamos olvidar la profundidad de su papel.
Ser madre es una profesión que no se aprender en ninguna escuela. No una actividad fría, no confundamos, pero sí un quehacer que requiere entusiasmo, disciplina, constancia y mucho amor. Aquellas mujeres que deciden dar el paso para criar a un hijo o hija, saben que su tiempo y energía debe ser depositado en esa nueva vida. Es su orgullo verlos crecer, porque saben que es gracias a su esfuerzo, a su trabajo con cariño.
Quizá uno de los retos más grandes para todos es precisamente aprender que la madre perfecta no existe. Sí, existen representaciones de ellas en todas partes, pero las más fidedignas son las que tenemos enfrente. Toda madre es una mujer y un ser humano, tiene defectos y errores, de eso se trata la vida. El que exista todo esto no invalida el amor que dan, al contrario: lo hace más verdadero, más valioso.
Muchos se preguntan cómo agradecerles tanto. Claro, este día es para consentirlas: regalos, comidas, flores. Todo lo que merecen. Pero también podemos agradecerles en el día a día con regalos de los que no se compran y que es precisamente lo mismo que ellas nos han dado: tiempo y esfuerzo.
En el ajetreo de la rutina, date un momento para darle cariño, para interesarte en sus gustos y en su rutina: Ayudemos en su rutina. Apreciar lo que ellas hacen por nosotros es respetar lo que hacen a diario. Darles unos minutos, hacer un espacio para conocerlas aún más. Por sí, una madre es fuerte desde el momento que ha decidido criar a su hijo o hija, pero se vuelve invencible cuando sabe que los suyos están ahí para apoyarla y cuidarla.
Celebremos siempre.
¡Feliz Día de las Madres!